El tribunal federal de apelaciones de Estados Unidos ha confirmado recientemente la sentencia de 20 años de prisión a R. Kelly, cuyo nombre real es Robert Sylvester Kelly, por delitos de pornografía infantil y otros cargos asociados.
Esta decisión llega después de que, en febrero de 2023, el cantante fuera sentenciado, confrontando además una pena previa de 30 años por extorsión y tráfico sexual, sumando un total máximo de 31 años entre rejas. El fallo rechaza los argumentos de la defensa que sugerían que los delitos habían prescrito, manteniendo firme la condena hacia el cantante por sus acciones contra menores de edad.
El conocido músico, cuyas acciones durante años eludieron las repercusiones legales gracias a un “complejo plan para mantener calladas a las víctimas”, enfrenta las consecuencias penales por primera vez, marcando un precedente significativo, particularmente por el impacto en el movimiento #MeToo.
Destacando este juicio, la jueza Amy St. Eve remarcó en su fallo: “Durante años, Robert Sylvester Kelly abusó de niñas menores de edad… Pero Kelly, interponiendo una defensa de prescripción, cree que retrasó los cargos lo suficiente como para eludirlos por completo. El estatuto dice lo contrario, por lo que confirmamos su condena”. Estas palabras subrayan la gravedad y la persistencia del abuso cometido por Kelly a lo largo de los años.
Además de la relevancia legal que tiene esta confirmación de sentencia, la repercusión en la esfera pública y mediática es notable, especialmente considerando que Kelly fue un influyente artista de R&B durante los años 1990, con éxitos globales como “I Believe I Can Fly”. La caída de un artista de tal calibre subraya las crecientes consecuencias a las que se enfrentan personalidades públicas por comportamientos ilegales y abusivos, independientemente de su estatus o influencia.
Jennifer Bonjean, abogada de Kelly, informó a medios estadounidenses que su cliente buscará apelar la decisión ante la Corte Suprema, lo que indica que el caso podría tener futuros desarrollos legales.
La decisión del tribunal refleja el fin de un largo periodo de impunidad para Kelly y a la vez simboliza un avance significativo en la lucha contra el abuso sexual y la explotación infantil. El caso es especialmente relevante en situaciones donde las víctimas provienen de comunidades marginadas, como ocurrió durante el juicio donde la mayoría de las acusadoras eran mujeres negras.
Tanto el juicio como la confirmación de la sentencia marcan un hito en los esfuerzos para hacer responsables a figuras públicas por sus acciones ilegales. Además, la condena federal en Chicago, que sucedió un año después de la condena en Nueva York, destaca por sus implicaciones legales y también por su significado cultural y social. Se trata del primer juicio importante por abuso sexual que enfoca la vulnerabilidad de las mujeres negras frente a este tipo de delitos.
Las crímenes y acusaciones contra R. Kelly
En 2022, R. Kelly fue encarcelado por 30 años tras ser hallado culpable de ocho cargos de tráfico sexual y uno de crimen organizado en un tribunal de Nueva York. Meses después, fue condenado por abuso sexual infantil en un segundo juicio federal en Chicago.
La historia de las acusaciones comienza en 1994 cuando Kelly, entonces de 27 años, se casó en secreto con la cantante Aaliyah, de 15 años, en Chicago. La relación, que fue anulada en 1995, sumó polémica y controversia en torno al cantante. En los años siguientes, fue demandado en múltiples ocasiones por agresión sexual y abuso, incluyendo casos en 1996 por Tiffany Hawkins y en 2001 por Tracy Sampson, una exempleada de Epic Records.
Entre 2002 y 2004, enfrentó numerosos cargos legales, incluyendo 21 acusaciones de crear videos de abuso sexual infantil, a los cuales se sumaron más cargos en Florida por imágenes de abuso sexual de menores. Aunque estos últimos fueron desestimados, los escándalos continuaron.
En 2017, una detallada investigación de Buzzfeed acusó a R. Kelly de retener a seis mujeres en un “culto” sexual. Las acusaciones se intensificaron hasta un punto crítico en 2019, cuando el documental Sobreviviendo a R. Kelly de Lifetime detalló acusaciones exhaustivas contra el músico, llevando a su despido por parte de su sello discográfico y a nuevas acusaciones legales en Chicago por abuso sexual agravado.
En julio de 2019, se le imputaron cargos federales en Illinois y Brooklyn que describían un esfuerzo organizado para reclutar y transportar a menores de edad a través de las fronteras estatales con fines sexuales ilegales. En agosto de ese mismo año, fue acusado de prostitución en Minnesota.
Después de varios intentos fallidos de obtener libertad bajo fianza y el asalto de un compañero de prisión en 2020, el músico fue llevado a juicio. En agosto y septiembre de 2021, fue hallado culpable de todos los cargos en Nueva York y, posteriormente, hallado culpable de abuso sexual infantil en su segunda prueba federal en Chicago en septiembre de 2022.
En noviembre de 2022, su exgerente, Donnell Russell, fue condenado a 20 meses de prisión por acoso y hostigamiento a una de las víctimas de Kelly. En enero de 2023, una fiscal de Chicago anunció que se retirarían cargos de abuso sexual y asalto antiguos contra Kelly, señalando que “a veces se administra justicia incluso sin una condena”. Finalmente, en febrero de 2023, fue sentenciado a 20 años de prisión por crímenes sexuales contra menores, aunque la mayoría de la sentencia se cumplirá simultáneamente con la anterior condena de 30 años.