En la frontera, este delito «ha disminuido bastante», según la Procuraduría
A finales de septiembre pasado, agentes de la Dirección Nacional de Control de Drogas (DNCD), en un operativo conjunto con el Ministerio Público, realizaron allanamientos en puntos distintos del país, con un saldo de varias personas detenidas y la incautación de drogas, vehículos, dinero y armas de fuego, entre ellas, una pistola Glock, calibre.40.
No era la primera vez que ocupaban un arma como esta, calificada de alto calibre y cuyo uso está restringido a nivel comercial, permitiéndose solo a los cuerpos de seguridad del Estado, como la Policía Nacional y el Ministerio de Defensa.
Una semana antes del caso citado, los mismos organismos de investigación habían realizado otro operativo en San Pedro de Macorís y, además de unos 90 paquetes de, presumiblemente, drogas ilegales, en la requisa encontraron «dos fusiles, (un AK-47 y un fusil calibre 5.56), una escopeta, cuatro pistolas, entre ellas, una Five Seven, dos Glocks y una Beretta, dos chalecos antibalas y municiones de distintos calibres», según la información servida entonces.
Tanto los fusiles AK-47 y el calibre 5.56 se consideran armas de guerra. La pistola Five Seven es más potente aún que la calibre .40, según explica una fuente vinculada a los organismos de seguridad, que advierte del incremento que ha tenido, en los últimos meses, el tráfico de las armas potentes.